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Traducido por Pepe Latorre
En los últimos dos años he analizado la velocidad desde diferentes perspectivas. Una se centró en cómo los equipos que llegaron a la postemporada se desempeñaban contra los lanzamientos más duros, intentando anticipar quién podría salir vencedor en momentos de pura velocidad contra poder. Otra se centró en los lanzadores cuyos resultados no se correspondían con sus potentes rectas.
Lo que ha quedado claro desde hace tiempo es que lanzar con más fuerza generalmente deja más margen de error. Los lanzadores que pueden hacerlo suelen ser excepcionales. Si necesitas un ejemplo rápido de lo que sucede sin esa velocidad basta con recordar cómo lucía Spencer Strider cuando promediaba 98 mph en su recta en lugar de 95.5. Imagina entonces lo difícil que es para el lanzador promedio, que este año alcanza como promedio poco más que 94 millas.
La siguiente tabla muestra cómo se aplica esto a toda la Liga. Considera todas las rectas agrupadas, incluyendo rectas de cuatro costuras, sinkers y cutters. Lo mismo para los lanzamientos rompientes donde se incluyen curvas, sliders y derivados. Es cierto que cada lanzamiento se usa generalmente para un fin diferente, adaptándose a diversas variables, pero la clave está en la velocidad. Ambos grupos involucran lanzamientos que son aproximadamente tres millas por hora más duros que el promedio. Cuanto más duro sea más difícil será de controlar, tanto si un lanzador lo usa para buscar un batazo débil como si lo usa para un ponche. Si un bateador puede hacer daño contra estos lanzamientos, podrá hacer daño contra casi cualquier cosa.
Temporada | wOBA vs. rompientes >/= 87mph | wOBA vs. todos rompientes < 87 mph | wOBA Liga en conjunto | wOBA vs. rectas >/= 97 mph | wOBA vs. rectas <97 mph |
2021 | .249 | .277 | .314 | .284 | .347 |
2022 | .247 | .278 | .310 | .293 | .342 |
2023 | .266 | .287 | .318 | .295 | .352 |
2024 | .267 | .281 | .310 | .285 | .341 |
2025 | .273 | .288 | .314 | .292 | .344 |
Utilizamos el wOBA para analizar cómo un bateador podría haber llegado a base en un contexto determinado y qué valor ofensivo proporcionó al hacerlo. No se ajusta como DRC+ o una estadística similar, pero aun así muestra que el entorno de anotación de carreras no ha cambiado drásticamente en las últimas cuatro temporadas. La diferencia entre la producción más alta y la más baja contra un tipo de lanzamiento específico y una velocidad específica también se ha mantenido bastante estable. El rendimiento de los bateadores contra rectas ha variado hasta 11 puntos en las temporadas consideradas en la muestra. Lo mismo ocurre con los lanzamientos quebrados a menos de 87 mph.
Este es un grupo muy reducido. Solo cambia significativamente entre lanzadores de 87 o más, lo que demuestra cómo los bateadores mejoran contra una estrategia de lanzamiento cuanto más la ven. Por eso hay un nuevo lanzamiento que se pone de moda cada uno o dos años. No se trata tanto de que los lanzadores se encaprichen de un juguete nuevo, sino de que tienen que seguir evolucionando o arriesgarse a quedarse en el camino.
Pero lo que más me gusta de esta gráfica es la claridad con la que la velocidad refleja la prevención de carreras. Nos da una idea de cómo se ve ese margen de error. Estamos hablando de la diferencia que por ejemplo existe entre Bryson Stott y Spencer Torkelson. Ninguno de ellos ha cambiado de equipo, pero varios peloteros han sido traspasados en las últimas semanas, con una oleada de traspasos justo antes del cierre del mercado el viernes pasado. Ver su rendimiento contra los lanzamientos más duros nos da una idea del impacto real de alargar una alineación, lo que podría ser especialmente cierto una vez que lleguen la postemporada, ya que todos lanzan con más fuerza en esa época.
Contra rompientes
Los Mariners han llenado los huecos que había en su lineup con Eugenio Suárez y Josh Naylor, pero esa estrategia por sí sola no explica todo lo que lograron. El equipo ya ocupaba el cuarto lugar de la liga en ofensiva generada contra los lanzamientos rompientes más duros. De los bateadores relevantes que fueron transferidos al final de la semana pasada, nadie tuvo más batazos que Suárez (11) y Naylor (8). Naylor se ha centrado más en los sencillos que en cualquier otra cosa, pero eso es un problema menor cuando batea detrás de Suárez, cuyo poder se hace notar en este contexto. En pocos días mandaron al rejuvenecido Jorge Polanco a la sexta posición de la alineación, lo que permite margen para cualquier posible regresión, sin que deje de ser un jugador secundario útil.
No está de más que el equipo se vea obligado a lidiar con Jacob deGrom y Yusei Kikuchi en la recta final. Ambos están entre los tres primeros en cuanto a número de lanzamientos quebrados más duros. Hunter Brown es menos cobarde en este aspecto, pero aún se ubica en el percentil 64. Si llegan a octubre podrían estar en una muy buena posición para dar una alegría a sus aficionados. Una alegría que no se veía desde que muchos de ustedes no tenían hijos y sí mucho más pelo.
Contra lanzamientos duros
Ningún equipo ha hecho su orden al bat tan “largo” contra rectas potentes como lo hicieron los Mariners con lanzadores capaces de pichar lanzamientos rompientes. Hay un par de jugadores que podrían ser relevantes en lo que resta del camino. El mejor es Ryan O’Hearn, quien tiene la mayor cantidad de hits y la mejor producción contra los lanzadores más potentes de todos los que fueron transferidos en la fecha límite (Suárez es el segundo). El DRC+ no considera que el zurdo haya tenido un año excepcional, pensando que merece un poco menos de producción en general, pero es difícil discutir su rendimiento contra lanzadores de alta velocidad. Solo 14 jugadores en toda la liga han conectado más hits que él en estos momentos.
Jesús Sánchez ha visto más velocidad máxima que cualquier otro lanzador que haya sido transferido y le ha ido bastante bien. Solo tiene cinco hits contra ella, un porcentaje promedio tanto entre los bateadores que fueron transferidos como en general. Sin embargo, cuando ha conectado, ha causado más daño que aproximadamente el 85% de los bateadores. Como equipo, Houston ocupa el puesto 19 en la Liga contra este tipo de lanzamientos. Está empatado con Jake Meyers como el segundo bateador más efectivo del club contra lanzamientos duros. Si a eso le sumamos una tasa de ponches del 20.6%, la más baja de su carrera, se entiende por qué los Astros estaban interesados.
Una moneda al aire
No se puede decir que la llegada de Harrison Bader a Philadelphia haya generado demasiado entusiasmo. El DRC+ tampoco cree en su gran año y cree que estará por debajo del promedio en lo que queda de año. Probablemente estarán contentos si logra ser lo que se suponía que debía ser Max Kepler, aunque desde el lado derecho. Al entrar al juego anoche, solo cuatro de los 70 hits de Bader fueron contra lanzamientos de 97 mph o más. Ninguno fue cuadrangular. Acabó conectando un cuadrangular indiscutible para abrir el juego con un lanzamiento arriba y adentro a 97 mph.
Antes de eso tenía un wOBA de apenas .252 contra esos lanzamientos. Los Phillies han sido uno de los mejores equipos de la Liga en esas situaciones, con sus bateadores más potentes rindiendo bien y casi todos los demás manteniendo un buen nivel. Alec Bohm y Bryson Stott fueron los únicos titulares habituales que estuvieron por debajo del promedio. La llegada de Bader le da más empaque al orden al bat y debería ayudar a que los equipos rivales no dominen a la segunda unidad de bateadores como lo han hecho durante gran parte de la temporada hasta la fecha.
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